La medicina siempre asegura que la prueba de sus prácticas es la experiencia. Platón tenía razón, por tanto, cuando decía que para llegar a ser un verdadero médico se debe haber sufrido todas las enfermedades que uno pretende curar y todos los accidentes y adversidades que uno pretende diagnosticar.

MICHEL DE MONTAIGNE, Ensayos, 1588

jueves, 22 de marzo de 2012

La historia de Jaime

Aquí os traigo de nuevo un día más una historia en primera persona sobre el trastorno bipolar. Abajo os dejo toda la información de donde ha sido extraído, que es más extensa y quizá a alguien le pueda interesar. 




"La mayor parte de mi vida me he sentido decaído y triste. Acostumbraba a faltar al colegio cuando me sentía así porque simplemente no podía levantarme de la cama. Al principio no le daba demasiada importancia a estos estados de ánimo.


También he tenido períodos en que me sentía extraordinariamente bien, como si tuviera la capacidad de hacer cualquier cosa. Me sentía con mucha energía y necesitaba dormir menos de lo normal. Algunas veces mis amigos me decían que hablaba demasiado rápido. Pero a mí me parecía que todos a mi alrededor eran demasiado lentos. 


Mi trabajo se hacía más estresante cada semana y los períodos de euforia y decaimiento se presentaban cada vez con mayor frecuencia. Mi esposa y mis amigos decían que estaba actuando de una manera diferente a lo normal. Yo les contaba que todo estaba bien, que no tenía ningún problema y que me dejaran tranquilo. 


De pronto no pude seguir manteniendo este ritmo. Dejé de ir a trabajar y permanecí en cama por varios días. Me sentía como si ya no valiera la pena seguir viviendo. Mi esposa hizo una cita para que viera a nuestro médico de cabecera y ella me acompañó. El doctor me examinó y me envió a un psiquiatra experto en el tratamiento de problemas como los que yo tenía.


El psiquiatra conversó conmigo sobre cómo me sentía y cómo había estado actuando durante los últimos seis meses. Además hablamos acerca de mi abuelo quien también había tenido períodos de euforia y decaimiento como yo. Hasta ese momento yo no conocía el concepto de "trastorno bipolar", pero cuando el doctor lo explicó, me pareció que era lo que yo tenía. Fue un gran alivio saber que los períodos de euforia y decaimiento eran realmente períodos de "manía" y "depresión" causados por una enfermedad que puede ser tratada. 


Desde hace cuatro meses estoy tomando una medicina que mantiene estable mi estado de ánimo y veo a mi psiquiatra una vez al mes. También estoy en "terapia de diálogo" con otro especialista, la cual me ayuda a lidiar con esta enfermedad en mi vida diaria. 


Las primeras semanas, antes de que la medicina y la terapia de diálogo comenzaran a surtir efecto, fueron difíciles. Pero ahora los cambios en mi estado de ánimo son mucho menos severos y no suceden con tanta frecuencia. Puedo ir a trabajar todos los días y estoy comenzando a disfrutar nuevamente la vida con mi familia y mis amigos."






Fuente: http://www.lamanoamiga.org/factsheets/una-historia-personal-sobre-el-trastorno-bipolar-enfermedad-manaco-depresiva.pdf

6 comentarios:

  1. Debe ser complicado darte cuenta de que tienes una enfermedad de esta forma. Cuando uno siempre ha estado "así así" no se da cuenta de cuando tiene un problema real. Al menos Jaime siguió el consejo de su familia y amigos y acudió al médico, que en estos casos es la única solución.

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  2. Normalmente cuando estás triste, no sueles pensar que es depresión. Cuando estás muy contento o eufórico, no sueles pensar que hay algo que está mal. Y cuando tienes estos cambios, sueles achacárselo al día, a los demás, a los problemas que tengas, a la buena o a la mala suerte... Pero también hay este tipo de enfermedades que, como en la historia de Jaime, se pueden tratar. Y, ¿quién sabe? Consultar a un médico siempre debería ser una opción para saber si es algo "normal". :)

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  3. Ya, si lo malo es que muchas veces no vamos porque aunque se nos ocurra pensar que hay algo raro en nosotros, siempre tenemos miedo de que el médico nos diga que no es nada y que para eso no nos molestemos en pedir cita. A mi me ha pasado, en urgencias, de ir porque tosía sangre y mandarme a casa sin mirarme porque "eso no era nada como para ir al médico" o_O'

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  4. Yo llegados a este punto, prefiero parecerle una pesada al médico e ir por dudas que me parezcan tontas, antes que las dudas que me parecían tontas me lleguen a perjudicar a la hora de llevar una vida normal...

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  5. Ya, pero todo el mundo no piensa igual :S

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